Recaudación y fraude fiscal
El fraude es un problema de todos. Es el principal enemigo de la justicia y la solidaridad del sistema fiscal. El fraude hace disminuir los ingresos públicos y supone una ventaja injusta respecto a los ciudadanos honestos.
Por ello es especialmente frustrante que en este ámbito se hagan de forma muy habitual análisis que poco o nada tienen que ver con el rigor necesario a la hora de ser críticos. Muchas voces se han escuchado en los últimos meses que hablan de un resurgir espectacular de la economía sumergida y del fraude fiscal asociado a la misma. Parece de obligada conclusión que una actuación más eficaz puede solucionar buena parte de los problemas que mantiene en la actualidad la economía española. Una fuente inmensa adicional de ingresos podría, hipotéticamente, acabar con el déficit sin subir impuestos ni recortar prestaciones. El principal argumento en este sentido es la caída de la recaudación.
Se afirma que hay más fraude por la impresionante caída de la recaudación en 2008 y sobre todo en 2009
La caída de la recaudación se explica por la evolución de la economía y por las medidas de estímulo fiscal
Efectivamente, las afirmaciones de que hay más fraude se han basado en la impresionante caída de la recaudación en el año 2008 y sobre todo en 2009. Los ingresos gestionados por la Agencia Tributaria cayeron el último año un 17%, mientras que la actividad económica presentaba descensos mucho menos acusados (un 3,4% el PIB; un 6,9% la demanda nacional; todo ello a precios corrientes). Ante estos datos, muchos alcanzaron una rápida conclusión: si de cada 100 euros, la recaudación pierde 17, mientras que la producción solo pierde 3,4 y el gasto solo 6,9, la diferencia solo puede deberse a un aumento espectacular del fraude. Ya había a quien echar la culpa del déficit, y una supuesta vía para solucionarlo sin subir impuestos ni reducir gastos.
La forma racional de enfocar el problema es la siguiente: ¿es posible explicar la caída de la recaudación fiscal por otros factores avalados por cifras ya registradas en la contabilidad y la estadística?
La respuesta es que sí. La caída de la recaudación puede explicarse por la evolución de la economía y las medidas de estímulo fiscal. Solo el efecto de los cambios en la normativa de diversos impuestos redujo la recaudación en más de 7.000 millones de euros en 2009. Con esto en cuenta resulta una disminución de la recaudación del 12,8%. Es una diferencia importante pero no insólita ante la virulencia de la crisis y su impacto en la demanda, y en variables de relevancia fiscal en el sector inmobiliario.
Pero vayamos más al detalle. Empecemos por el Impuesto de Valor Añadido (IVA). Las tesis sobre el aumento del fraude están basadas, sobre todo, en la recaudación del IVA, que cayó un 30% en 2009, frente a una caída de la demanda interna cercana al 7%. Esta diferencia de 23 puntos (que sospechosamente coincide con alguna de las cifras de fraude más usadas) fue causada, fundamentalmente, por decisiones de los contribuyentes y de la Administración que ayudaron a que la crisis no fuera más profunda y que nada tienen que ver con el fraude fiscal: por una parte los aplazamientos de los ingresos y, por otra, las solicitudes de devolución procedentes del año anterior y un nuevo sistema legal que extendía el derecho a recibir devoluciones mensuales a lo largo del ejercicio.
Esto se confirma, en primer lugar, al observar la recaudación bruta, que cayó un 12,6%. Si se elimina el aumento de aplazamientos (unos 2.500 millones de euros más) la caída de la recaudación bruta se reduce al 9%. Son dos puntos de diferencia respecto a la demanda interna, no 23.
En segundo lugar, la acumulación de devoluciones hundió la recaudación neta. En enero de 2009 los contribuyentes solicitaron unos 19.500 millones de euros de devoluciones anuales por IVA que no habían podido recuperar el año anterior. El objetivo era inyectar liquidez a las empresas, evitar que el retraso en recuperar el IVA generase problemas financieros a las empresas. Si se ajusta la recaudación neta resulta una caída del 5%.
Por lo tanto, las cifras de recaudación ajustada oscilan en torno a la evolución de la demanda interna. No permiten hacer ninguna afirmación respecto a la evolución del fraude. De hecho, estos fenómenos, esencialmente temporales (en enero de 2010 las solicitudes de devolución anual son 12.000 millones de euros menos que el año anterior), están produciendo un importante aumento de la recaudación en 2010. A finales de mayo ya era un 21,8% mayor que el año anterior. ¿Podemos decir con rigor que este aumento de la recaudación se debe a una reducción del fraude este año? No sería creíble igual que no lo es que en 2009 haya aumentado, lo que algunos dicen pero no justifican. Seamos serios.
Es cierto que también el Impuesto de Sociedades experimentó y experimenta fuertes caídas. La recaudación cayó un 26% en 2009 y continúa en los cinco primeros meses de 2010 con una caída del 18%. Los beneficios empresariales son la magnitud más sensible a las crisis y, dada la intensidad de la misma y su impacto en los valores de ciertos activos, es lógico un fuerte ajuste a la baja en la recaudación. No obstante, debe prestarse atención al fuerte contraste entre la evolución del beneficio de las empresas que ofrecen fuentes estadísticas distintas y la recaudación.
En el primer trimestre de 2010 los resultados de las empresas que cotizan en Bolsa aumentaron un 7,5% y los de las empresas del Ibex 35 aumentaron un 18,5%. Sin embargo, los pagos a cuenta del primer trimestre cayeron un 22%. Si se consideran exclusivamente los pagos a cuenta de las empresas con tributación consolidada (donde se sitúan los grandes grupos del Ibex 35) la recaudación cayó un 30%. Son discrepancias muy fuertes. No es, sin embargo, un problema de economía sumergida: los beneficios están contabilizados y declarados a la CNMV o al Banco de España. La razón principal apunta al efecto de los beneficios en el exterior de los grandes grupos, que no tributan en España. En todo caso esta es un área que recibe y recibirá una atención prioritaria por parte de la Agencia Tributaria.
Entonces, ¿qué ha pasado con el fraude? El año pasado, en un contexto de crisis casi sin precedentes, los ingresos efectivos logrados por la agencia en la lucha contra el fraude subieron de manera muy importante, y este año hasta ahora siguen subiendo. Sin embargo, nada más lejos de nuestra intención que darnos por satisfechos. No es un éxito que garantice que estemos cerca del objetivo de erradicar el fraude, pero sí de que estamos en la buena dirección. Sabemos que nuestros sistemas de análisis y de detección de riesgos fiscales están funcionando, porque cada vez acertamos más, y que las medidas para apoyar la fase recaudatoria de la investigación también están siendo eficaces.
Los defraudadores deben saber que no existe la impunidad, que corren riesgos, y que la posibilidad de que se les descubra es cada vez mayor.
En cualquier caso, en la lucha contra el fraude no podemos darnos por satisfechos. Solo conseguiremos mejoras importantes con el apoyo de todos. Solo la concienciación cívica conseguirá que las conductas insolidarias más habituales decaigan. No nos hacemos ningún favor a nosotros mismos si entramos en disquisiciones sobre supuestos niveles de fraude que son imposibles de demostrar. Y mucho menos si con análisis simplistas o intencionados hablamos de aumentos espectaculares del fraude cuando la racionalidad y los datos demuestran que son otros los factores que fundamentalmente explican la evolución de la recaudación. -
Juan Manuel López-Carbajo es director general de la Agencia Estatal de Administración Tributaria.
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